miércoles, 21 de septiembre de 2016

Uber no afectes mi familia

Noticia común en latinoamérica es la llegada de Uber en cada ciudad, siempre con quejas y represalias por parte de los reyes taxistas locales y aplausos y apoyo por parte del público en general.

En el caso de México la constante es el sindicato FUTV contra Uber. No se trata de satanizar uno u otro sino de entender el contexto de cada quien: por un lado se encuentra una enorme organización privilegiada de una relación simbiótica con los poderes añejos del país cuyos favores en época de elecciones consiste en acarrear gente, pactar votos y demás servicios de los cuales goza el PRI quien a cambio otorga "conseciones", permisos y demás artefactos para disfrazar de legalidad una actividad ya desde hace tiempo desligada del control del estado según la carta magna. Lamentablemente si una persona quisiera ser taxista debe entrarle al juego y apoyar al sindicato FUTV y PRI le parezca correcto o no lo que hacen ya que "el hambre es Canija".

Por otro lado llega una organización de tantas de servidores independientes de "taxistas" que en realidad siempre han existido en prácticamente todos lados. Los socios (choferes) Uber son normalmente "personas normales" que prestan su automóvil y su tiempo libre para brindar un servicio de calidad y así obtener un ingreso extra ya que "el hambre es Canija y hay que buscarle".

Creo que los conflictos generados son resultado de la actitud del partido gobernante de hacerse de la vista gorda ante un problema que no se esperaba, pues si hablamos de legalidad los únicos monopolios concesionables por el estado eran los energéticos me parece por lo que la función del estado en cuestión de transporte debiera ser la de mediador y hasta ahora, salvo la CDMX, ha sido de hacerse de la vista gorda para que su sindicato de taxistas pueda descargar su enojo contra los choferes independientes de Uber. Me parece que en realidad estos taxistas "oficiales" están cegados o confundidos por aquellos quienes les cobran "derechos", licencias y concesiones "legales".

El mercado es grande, hay lugar para todos y la convivencia, respeto y competencia son sanos en cualquier situación pero esto debe ser construido sobre cimientos de educación y honestidad. La tecnología llegó para quedarse y dar paso a nuevas formas de vivir y hacer sociedad.